Por sus notables virtudes, durante la Edad Media, por ejemplo, la alcachofa fue uno de los alimentos más caros que existían. Se trataba de uno de los ingredientes más sabrosos en esa época.
La alcachofa ha sido siempre un alimento muy apreciado. Se sabe que los griegos y los romanos ya la consumían; luego, durante la Edad Media, se introdujo en Inglaterra de la mano del rey Enrique VII.
La alcachofa nos aporta un sinfín de vitaminas y minerales: magnesio, potasio, sodio, hierro, vitamina A, vitaminas B.
La cinarina y la luteolina, un flavonoide presente en muchas plantas verdes y amarillas, se cree confieren a la alcachofa un claro efecto hepatoprotector,
Las vitaminas A y C le confieren un efecto antioxidante.
La inulina, un tipo de polisacárido, ejerce una clara acción diurética y laxante.